martes, 27 de mayo de 2014

Monólogo de Clara


Clara sale tambaleando del estudio de Marina. Se arranca de su lado. Se amputa del cuerpo de la fotógrafa. De otra forma sería imposible no quedarse.

Todo le duele al dejarla. Todo le duele al tener que dejar de amarla, de demostrarle la fuerza del ansia que la arrebata. Le duelen las manos porque no la siguen tocando, le duelen los ojos porque su imagen se le ha borrado. Pero tiene que huir, tiene que e-s-c-a-p-a-r. Marina, Marina…




Clara sube a su yip y pasea por Leblon. Sus pensamientos vuelan más rápido que su corazón.

“Juliana me dice que chute el balde, que abandone todo y corra a los brazos de Marina. Mi corazón, mi piel entera grita lo mismo.

Yo quisiera correr hacia ti, pero tengo que dar pasos de bebé, Marina. Tengo.

Yo, tú lo sabes, ya te lo dije, Marina, soy una ama de casa, una mujercita casera. Con llevar mi casa estaba feliz, con lucir feliz estaba feliz. Pero llegaste tú y poco a poco me fuiste mostrando otro lado de mí que yo no me sabía. Una yo que era yo, pero también una perfecta desconocida. ¿Recuerdas en tu piscina? Te dije que yo quería una felicidad que me diera alegría. A tu lado cada uno de mis poros son felices...

Pero está Cadú, está Iván… está todo lo que digo mío desde hace años.

Yo no quiero ser la mala de la película. ¡No! Yo soy una mujer sencilla, pero quiero ser feliz.

Cadú es el padre de mi hijo. Siempre ha sido un irresponsable, pero es el padre de mi hijo. No le duran los trabajos, pero es el hombre que amo. ¿Lo sigo amando?

El amor tiene que ir acompañado de otras cosas para que una sea feliz. Cadú me quiere sólo para él. Cuando nos hicimos novios, me dijo que quería casarse para tener una mujercita que le llevara el desayuno a la cama.

Nos quisimos mucho. Es cierto. Cadú es bueno, es simple. Ahora con el galpón se está poniendo las pilas. Ese es su sueño… Pero, ¿cuál es el mío?

Yo no quiero ser conformista. Tengo a Marina frente a mí. Es una realidad a la que tengo que enfrentarme. Marina es lo que estoy sintiendo. Marina está en mis noches y en mis días. No puedo dejar de un lado lo que estoy sintiendo.

Marina llegó a mi vida y no pude, no me salió evitar su seducción. Marina entró en mí como entra el mar a la playa, a veces suave, a veces con insistencia, con una paciencia sabia y apasionada. Es tan intensa Marina. Prendió una llamita dentro de mí. Ahora es un fuego que me abrasa.




Cadú sintió que yo estaba cambiando. Sintió que yo ya no lo veía igual, que mis ojos no se encendían al verlo. Los ojos de Marina, la boca de Marina, la personalidad de Marina me tomaban de la mano y me empujaban a su lado, y yo me dejaba ir… yo quería ir…

¡Luego Cadú se enferma! No sé cómo, pero Cadú se enferma. Y yo dejo de lado a Marina por cuidarlo a él. ¡Pongo toda mi vida a un lado por cuidar de él!

Cadú se enoja cuando busco a Marina. Además de ser la mujer que amo, Marina es mi amiga. Cadú se enoja porque no estoy llevando el galpón como él quisiera. No considera todo lo que estoy haciendo por él. Nunca me ha dado un elogio por todo lo que he estado haciendo en el galpón por él, por cumplir sus sueños.

Me parece injusto que Cadú me reclame. Me parece injusto que no reconozca que he dejado toda mi vida de lado para ayudarlo a él.

Tal vez son ideas mías, locuras mías, pero he visto el interés de Verónica por Cadú. He visto el interés de Silvia por él. Cadú es un conquistador. Le encanta encantar. No sé, inconscientemente, he estado contemplando la idea de que una de ellas se gane el corazón de Cadú… que él también se interese y se enamore de una de ellas... Así no sería yo la que rompa nuestro matrimonio.

Yo no quiero ser la mala de la película. No quiero que me juzquen por “romper mi matrimonio”.

Santa Daniela Mercury bendita*, ¡ayúdame!

Cadú…

Iván… ¿No te querría yo más a ti si yo fuera feliz? ¿No me querrías más, Iván, si yo fuera feliz?

Marina…, traté de evitarte, Traté de olvidarme de todo lo que me hace recordarte. Traté de no amarte, pero me miro en el espejo y no me reconozco; no me reconozco más… sólo te veo a ti.



Marina… son pasos de bebé lo que voy dando hacia ti…, espérame…, no tengo otro lugar adonde ir sino hacia ti."


*Famosa cantante brasileña que se divorció de su marido y se casó con una mujer.



(Capítulo siguiente)

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Reproducción autorizada siempre y cuando se cite esta fuente.


lunes, 26 de mayo de 2014

Enséñame a alcanzar el cielo


 —Baila conmigo —invita Marina.



Las manos se encuentran. Brotan chispas. Mas sólo las dos mujeres las perciben. Son chispas que suben y bajan por la espalda y les electrizan todo el cuerpo.


Marina envuelve a Clara con una mirada que la traspasa con voluptuosa reverencia.


La luz es tenue. Suena una música que les abre ventanas y tiende escaleras. Los cuerpos se aproximan… Se enlazan.


Marina abraza. Entre sus brazos tiene el objeto de un deseo larga y pacientemente anhelado.


Las manos de la fotógrafa suben y bajan suave y sinuosamente. Aprietan…


Marina se acurruca. Se acomoda al cuerpo de Clara. Sus cabezas se unen. Toda Marina se pega, se amolda. Suspira. Baila abrazada a su amada. Está despierta y sus sueños se están cumpliendo…


Marina aspira hondamente. Saborea el cuello al que apenas roza, aunque idolatre y quisiera meter bajo su piel.


Marina rodea a Clara por la espalda... La amó de frente. La busca ahora de espaldas.


Clara siente todo el peso de la seducción que Marina ejerce sobre ella. ¿Se dejará ir?


—Es cierto, Marina. Todo tu cuerpo tiene ese olor que ya un día percibí y deseé —reconoce.


Las fuerzas no sostienen a Clara. ¿Dónde está su resistencia? … ¿Dónde han quedado sus amarras?


¡Qué fácil es descubrirse!


¡Comprender al fin lo natural que es todo de lo que ha estado huyendo!


Y ahora es Clara quien toma entre sus manos toda la entrega de Marina.


Clara suspira. Gime. ¿Es así cuando se es feliz?


Los cuerpos de las dos mujeres apenas empiezan a conocerse… Pero ya se saben… Las miradas bastan… La piel no precisa de palabras…


Marina empuja su seducción y aplasta su cuerpo contra el de Clara, que ya ha bajado todas las defensas y espera anhelante…


—Este es un anticipo del cielo —susurran las mujeres.


Y en las sombras se devoran en un beso goloso y febril…

sábado, 24 de mayo de 2014

Un beso para construir un sueño



Ficción basada en el deseadísimo y esperado beso entre Clara y Marina.









El baile de Marina y Clara


Este es el flashback en el que Clara recuerda su baile con Marina al ritmo de la canción “The way you look tonight” (letra de Dorothy Fields, música de de Jerome Kern). Nosotras respetamos toda la magia y fuerza de la escena, pero le pusimos un poco de nuestra cosecha y sazón.






Capítulo que Maneco guarda en su gaveta (El amor es cosa de dos – avivemos su llama)

Marina se entera por fin de su penoso estado financiero y se siente desesperar. Vanessa le dice que todo se debe a que la fotógrafa no quiere trabajar por ir tras Clara. La discusión se acalora. Vanessa se enoja y se marcha furiosa a casa de Flavinha.

La noche avanza.  Flavinha aprovecha un momento de distracción de Vanessa para llamar a Clara y contarle lo angustiada que está la jefa:

—Marina te necesita. Apóyala, Clara.

Clara aprovecha que Cadú e Iván ya duermen y se escabulle a Santa Teresa. Se detiene en el camino a comprar flores y una botella de champaña.

Marina permanece a oscuras y sola en el estudio. Oye ruidos en la casa y dice alzando la voz:

—No entres por favor —pide, creyendo que es Vanessa—. Quiero estar sola.

Clara entra en silencio y halla a Marina sentada de espaldas sobre la alfombra. Clara la rodea por detrás en un abrazo largo y apretado. Inmediatamente, toda Marina se tensa como venada a la espera. El cuerpo en punta, queriendo descifrar todo a su alrededor, la cabeza ladeada adivinando qué ocurre...

La fotógrafa reconoce al instante el olor y el cuerpo de su amada. Se le ilumina la cara. La sangre se le avalancha.

Clara le susurra tiernamente al oído:

—¡Baila conmigo! Baila conmigo la misma canción que bailamos antes y que te gusta tanto. Yo también adoro esa melodía ahora.

Marina se pone de pie. Tiembla de la emoción y apenas logra devolver el abrazo. Toca, acaricia el rostro de Clara. Lo contempla extasiada.

— Baila conmigo —repite insinuante el ama de casa, mientras las dos mujeres se estrechan en un cuerpo a cuerpo entregado.


Marina está sin habla. Corre nerviosamente hacia el aparato de sonido.

En penumbras comienza la melodía que ya una vez las unió y que sabe el paso y la pasión contenida de las mujeres.

Marina quiere preguntar.  Tiene tanto que preguntar. “ ¿Te quedas conmigo esta noche? ¿Dejas que te ame? ¿Reconoces que me amas? ¿Lo sabes? ¿Lo sientes?”. Pero calla.

Clara abre la champaña. Brindan. La copa de Marina en la boca de Clara. La copa de Clara en los labios de Marina.

—¡Por nosotras!

Las dos mojan sus labios con el espumante. Los ojos en los ojos. Los ojos de ambas recorriéndose. Bajando a la boca, subiendo a la frente, bajando… Sonrientes las dos… nerviosas… ansiosas…

Marina pone su copa en la mesa y suavemente aparta la copa de los labios de Clara.

—Bebe champaña de mis labios —invita.

Poco a poco Marina se va recobrando de la inesperada visita y empieza a llevar la situación hacia donde la llama, quemante, el deseo.

El pecho de Clara se acelera. La sangre borbotea en sus venas, golpeándose contra cada parte de su cuerpo como los rápidos de un río. Clara quiere lo mismo que Marina.

Las enormes olas del mar que es Marina no han cesado de llegar hasta el muro con el que se ha rodeado Clara. Van… vuelven… van… vuelven… Van…

Clara quiere lo mismo que Marina pero se resiste. Pone tierra de por medio:

—Vamos a bañarnos a la piscina. Siempre he tenido envidia cuando veo a Vanessa bañándose contigo. Quiero volver a vivir aquella primera vez que me invitaste aquí.

La luna está alta. La noche es una melodía insinuadora.

Clara se saca la ropa y se zambulle a la piscina. Marina también se desnuda y se lanza en picada tras ella.

Debajo del agua Clara y Marina se persiguen y se alcanzan… Extienden las manos, se ven a las caras, se enlazan. Las bocas se llaman y se encuentran. Es un camino por el que nunca habían caminado juntas, pero por el que tantas veces ambas habían soñado despiertas andar, correr, retozar...

Suben a la superficie como dos delfinas amigas y amantes. Se ríen felices…saciándose la una de la otra. Saciéndose pero buscando más.

Salen de la piscina y corren abrazadas al cuarto de Marina. Van sonámbulas… Van borrachas…

Suben a la habitación de Marina. Se duchan juntas. Y siguen besándose desaforadas… Sienten el agua caer por sus cuerpos largos y adorados. Sienten el deseo correr por sus cuerpos presentes y expectantes.

Se perfuman.

Clara aspira insaciable todo el aroma de mujer de Marina, una mujer que se le brinda y quiere mostrarle un camino por el que ella también quiere dejarse ir. ¡Un camino juntas!

Saltan a la cama.

—Déjame peinarte como me peinaste tú en la isla —pide Clara.

—Deja que te tome fotos con los ojos —susurra Marina—. Posa para mí. Déjame que te ame con toda el alma, con toda la piel, de mujer a mujer, con todas las ansias que he venido juntando piedra sobre piedra, flor sobre flor. Te he visto a veces tan inalcanzable… ¡Y ahora estás aquí acurrucadita a mí!!

Las mujeres van… vuelven… van… vuelven… dándolo todo de sí. Amándose así. Bebiéndose sin fin.

La noche es de ellas y para ellas. Han cruzado el puente que lleva al otro lado del amor y no quieren volver…

—¿Lo ves? ¿Lo adivinas? Esta llama que tengo aquí en el pecho no la pude apagar — susurra gozosa Clara.

Las enormes olas del mar que es Marina continúan llegando hasta las costas del cuerpo de Clara. Y ahora la inundan suavemente. La lamen… Van… vuelven… van… vuelven… Van…

Los rayos del sol comienzan a colarse por las ventanas y las dos mujeres siguen recorriendo la ruta de su amor. Exaltadas. Recuperando el tiempo que han dejado de ser ellas y para ellas.

Se duermen al fin cobijadas la una con la otra.

La hora de empezar las sesiones de foto en el estudio ha llegado. Vanessa sube a la habitación de Marina con la idea de hacer las paces con la fotógrafa y las encuentra en la cama. Clara es una “C “abrazada a las espaldas de Marina.



(Reproducción autorizada siempre y cuando se cite esta fuente.)